La prensa escrita en Canarias.
Siempre tuvo un gran poder la prensa y ayudó a sostenerlo en las islas, pero en estos momentos de declive de la prensa en papel, cuando las generaciones de fieles consumidores diarios comienzan a abandonarnos, a rendirse al tiempo y a los años, cuando las actuales generaciones acceden a la información a través de su Tablet o su móvil, mientras la oferta de información “free” se multiplican y una simple alerta en google+ te puede mantener informado acerca de un tema que te ocupa o preocupa, cuando los populismo de todo signo y especialmente Donald Trump han explicitado que el cuarto poder se muestra como un cuarto de un cuarto, el futuro de las cabeceras en Canarias es más que incierto. Probablemente, en menos de un año, habrá movimientos en sus accionariados. Ciertamente, de seguir, la cosas como están, podría acabar en un oligopolio con solo dos cabeceras. También con alguna nueva cabecera, se escucha esto último, que desplace a ambas procedente de las Españas.
De momento, luchan unos y otros, teniendo como objetivo sacar del mercado a la competencia. En medio, la misería de la política enjuta extorsionado y vetando desde los gabinetes, según les place.
Sin embargo, pienso que hay algo más que todo lo anterior, no solo se trata de la inmensa competencia de la red, de lo digital, ni de los cambios de hábitos de las generaciones, ni de los cambios producidos en los soportes publicitarios, no es sólo eso.
La mayoría de la propiedad de los medios en las islas se han rendido a dos realidades:
- La dependencia de las administraciones, es decir, de los políticos.
- El peso de los anunciantes en la línea cambiante de los medios, que conocen dicha debilidad y alquilan el medio para sus fines. Ejemplo de ellos son los publirreportajes constantes del acuario, sabemos hasta cuando estornuda una tortuga.
Le propongo algo al lector, si le queda alguna duda, un simple ejercicio, que observe si el nuevo consejero de Sanidad del Gobierno de Canarias será objeto de críticas en su andadura en la Consejería. Recuerden como sugerencia o pista el peso de la publicidad de la sanidad privada.
Ya he podido observar, escuchar y leer auténticos panegíricos acerca de su intervención en una comisión del parlamento. Y todavía no hay resultados. No digo más.
Pero aunque lo anterior es de manual y no deja de ser una práctica habitual considerando que se trata de empresas privadas que, desde luego, no maltratan, como es lógico a una parte de sus clientes, los otros son los lectores, eso es otro asunto.
Creo que, en cierta medida, convendría recuperar la idea simple que la fortaleza de un medio está en gustar a los lectores, en informar de manera objetiva u en mostrar un mundo amplio de las corrientes de opinión de una sociedad, en lograr la satisfacción de los mismos, en encontrar en ellos su independencia editorial, su fortaleza y por ende la publicidad. No al contrario, pues la pérdida constante de lectores, les lleva a la pérdida de publicidad y a su depreciación, así la prensa escrita sigue perdiendo publicidad en beneficio de la televisión, la radio y las redes, que la incrementan, creciendo en el 2016.
La cuestión no está en los profesionales, pues la calidad de los profesionales en las islas está más que probada, gran parte de ellos hoy de autónomos precarizados o en el desempleo. Los que más suerte han tenido sufren, una y otra vez, sucesivos recortes de salario y múltiples tareas. Hoy un periodista lleva un paquete de secciones que hace prácticamente imposible que profundice en casi nada.
Un capital humano de gran valor que también, como otros esta sociedad, se les abandona a su suerte.
Así es que considero que convendría que la propiedad de esos medios considere la necesidad, seguro que lo hacen, de instalarse en la realidad de unas islas que se mantienen colonizadas y dependientes. Son muchos los canarios que al ver portadas copadas por la princesa de los españoles no recogen el periódico, hastiados de tantas horas de princesitas. Es cansino, aburrido que una prensa canaria, con los múltiples problemas que viven las islas reproduzca portadas de otras geografías. Noticias que unas horas después ya no lo son.
En la actualidad los canarios que creemos, sociológicamente somos muchos, que Canarias es una nación, en la soberanía, en la Independencia o en la descolonización, no solo no encontramos la información que deseamos, normalmente fracturada y recortada sobre la realidad del archipiélago, según a que grupo o parte de una partido afecte, si encontramos todo aquello que no nos interesa sobre otras realidades lejanas a nosotros, y es que no accedemos a una información sobre nuestro entorno geopolítico, internacional es un cumulo selectivo de noticias de agencia tal cual, sin elaboración, y lo que es más grave, no existimos en el debate de ideas de estos medios.
Hay tres debates de los que huyen y son imprescindibles para la reconciliación:
- Las reivindicaciones sobre las tremendas desigualdades sociales en las islas y el debate sobre el modo de resolverlas. El consumo de papel por parte de las patronales llega hasta cuando se casa la hija de uno de ellos, es escandaloso.
Un comunicado del FSOC o Intersindical, salen de tapadillo, en cualquier suelto.
- Las reivindicaciones nacionales, de independencia y descolonización y el debate de ideas acerca de las mismas.
- La geopolítica del archipiélago.
Cómo me dijo un abuelo, para qué lo compra, si siempre dicen lo mismo. Y se fue refunfuñando algo relacionado con mentiras, que me ahorro.
En el descredito de las instituciones, los partidos y los sindicatos institucionalizados, también está integrando la ciudadanía a la prensa y en Canarias además pueden sumar a todos aquellos que transitan desde el soberanismo, a la independencia y la descolonización.
La lejanía es considerable, de la lejanía a la confrontación solo queda un paso.
En África, a 18 de febrero del año del kaos.