Relatan los historiadores que aquellos que padecían enfermedades mentales gozaban de libertad en la antigüedad, para algunas civilizaciones eran personas elegidas, comunicadas con el más allá. Ya muy avanzada la Edad Media aparecieron los primeros manicomios, en manos religiosos que, siguiendo un evangelio muy particular, los podrán en cautividad, alejados del resto de los ciudadanos, en condiciones penosas de reclusión. A estos centros se les conocería como Hospitales de Inocentes.
En Canarias, la política no es un Hospital de Inocentes, sino de Culpables. Ciertamente los enfermos psíquicos se sientan en bancadas y sillones, de ayuntamientos, cabildos, despachos del gobierno y parlamentos, también en los medios de comunicación del régimen, y los que no se sientan, se postulan para alguna banqueta cerca del sillón.
Erich Fromm establecía varios tipos necesidades que determinan el grado de salud mental del hombre. Dos de ellas: necesidades de arraigo e identidad contribuyen de forma relevante al estado de salud mental. Tengo la certeza de que a la dirigencia política desde que los separaron de sus madres no encuentran ni arraigo, ni identidad, aunque siempre hay alguna excepción.
Hace unos días me narraban como una periodista que forma parte de la claqué de CC, en un relato sin igual de las desavenencias con Pedro Sánchez, acudió para argumentar a la colonización del archipiélago y, en una perla de la esquizofrenia colonial, dijo: ¨los conquistadores nacionales”, en pocas palabras fuimos colonizados por nosotros mismos, una auténtica genialidad.
Si al mismo tiempo se observan los devaneos de Podemos, ora somos colonia, ora no lo somos, días república española, días tenemos derecho a decidir, casi convendremos que es algo así como un coito interruptus con la cuestión canaria, una especie de pequeños momentos de lucidez entre tanto disparate.
Bueno, lo de las fuerzas autodenominadas nacionalistas qué decir, no son enfermos, son maníacos obsesivos del poder, también los demás, pero estos se hacen el muerto para hacerse la autoautopsia. Sus cambios de personalidad son muy ágiles, en minutos son españoles, son periféricos, tricontinentales, europeos, el mejor pueblo de España, canarios y maltratados, versean con timidez lo de trato colonial, son defensores de la unidad e integridad de España, africanistas de pro, etc…
Sus fichajes políticos son de lo más selectivos, vale cualquiera con un puñado de voto y allí andan, quitándose unos a otros delanteros cojos.
Qué decir de cierta izquierda, estos se aparean a ratos, cada cuatro años alternan ir en plataformas netamente soberanistas o compartir candidaturas con republicanos españoles, sacar la independencia de paseo o esconderla y hablar de autodeterminación.
Y las organizaciones empresariales, estos sí que están enfermos, terminales de avaricia, de codicia, miserables de oficio, así que se reclaman como canarios y explotan como colonizadores, demandan fueros y prebendas atendiendo a nuestro status colonial y son los alcaides de España en Canarias, son canarios para poner la mano a cuenta de todos y declarados entusiastas españoles de besamano real, eso sí al menos para 300 la patria es un paraíso fiscal.
Y la derecha, los personajes de derecha en Canarias los ves esta semana bajo un fondo de banderas españolas, insularistas y otro de coqueteo con las sietes estrellas. Y qué me digan que la sociedad canaria está enferma, los que están enfermo son los que tienen la responsabilidad delegada de una sociedad mejor, más justa y solidaria, una Canarias soberana, una nación de verdad y no una mala y enfermiza opereta de tres al cuarto.
Lo dicho, ni tienen arraigo, ni tienen identidad.
En África, a ocho de febrero del año de la Esperanza.