El problema es que cuando se volcaban los datos de diagnóstico médico no se incorporaban aquellos en los que había más de cien caracteres, una anomalía que se produjo entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2016 y que solo se detectó concluido el ejercicio,
Según las cifras oficiales de las listas de espera de la Consejería de Sanidad, Una intervención quirúrgica: 30.584 personas. La demora media 162 días.
Un especialista: 25.437 usuarios.
5.293: alergólogo.
5.065: rehabilitación.
4.535: dermatólogo.
1.943: cardiólogo.
1.854: neurólogo.
1.362: digestivo.
Pruebas complementarias:
Ecografías simples: 19.197
Endoscopias:5.573
Ecocardiogramas:2.998.
Tomografía axial computarizada:2.395.
Resonancia magnética nuclear:1.772.
Mamografía:1.014.
Bien estos datos son anteriores a que este gobierno consagrado a la ineptitud, al entreguismo con la metrópoli y a favorecer a los poderosos, incluido la sanidad privada, descubriera que su programa informático no aceptabas más de 100 caracteres en los datos de diagnóstico médico. Los subrayados y en negrita son cien caracteres sin espacios, con los espacios ni eso. Imaginen los cerebros de la dirigencia política.
Baltar afirma que no se falsearon los datos. En resumen, si presuntamente hubiesen sido falseados, debería ser gravemente penalizado, ya que estaríamos frente a unos cuantos presuntos delitos, pero aceptemos la explicación del Consejero, si es esa la razón, estamos ante un gobierno sin control alguno, inepto e incapaz. No me cabe la menor duda que numerosas reclamaciones llegaron de esos 2400 pacientes, consecuentemente nadie se ocupó de las mismas, también aquí hay graves responsabilidades.
Cada día, más claro tengo que estamos ante un Presidente negligente en su acción de gobierno e incapaz.
Es más, no sólo lo sucedido, sino lo que ha de suceder. A la privatización de la sanidad ya existente, sumemos la generalización a muchos servicios de la misma. El deterioro está garantizado. Tras reiteradas privatizaciones desde 1999, no va siendo hora que se evalúen los resultados. Claro es que no parecen exitosos.
El problema no es la sanidad pública y sus profesionales, el colapso es responsabilidad de los dirigentes políticos y de sus gestores. Y el primer responsable, el Presidente.
En África, a 7 de marzo del año del kaos.